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sábado, 5 de febrero de 2011

Reflexiones desde mi trono (Reino de Porcelaloza)

Como buen soberano lo primero que se hace después de un sobrio desayuno para coger fuerzas, claro está, es sentarse en el trono a despachar los asuntos más imperantes pero ello no es óbice para, entre tanto, poder ir poniéndose al día con las noticias de actualidad y algún que otro chismorreo.
Pues bien, venía yo de ojear unos dibujos de Antonio López en carboncillo y a lápiz de grafito; muy bien explicadas las diferencias por el propio autor, que me han sorprendido y maravillado sobre todo la profundidad de campo conseguida y el San Antonio o San Cristóbal de la habitación del fondo de uno de ellos. He de advertir que la duda en el  Santo no es por que no esté lo suficientemente bien definido para distinguirlo sino más bien porque de santos no entiendo mucho. (Citemos la revista por aquello del copyright, la sgae o la Sinde. Aunque ¡qué coño! el XL semanal lo he pagado yo.)
La soledad del soberano y la dureza del  trono va haciendo su mella, la concentración es bastante menor y no se asimila lo que se ojea pues se lee: “…conoció a su mujer en un rancho…”, en una nota al margen. Y en el cuerpo del texto “…el actor llamó a su marido...” Para que  no se note  mengua de entendimiento o pérdida de facultades intelectuales , habrá que  dejarlo para el día siguiente, siendo lo sensato  hacer de relaciones públicas y llevarse bien con la vecindad porque, a pesar de lo pequeño del reino, hay quienes quieren ocuparlo enarbolando no sé qué bandera de la república independiente de no se dónde.

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