Monsieur le Président
Sarkozy no entiendo el porqué de su
actitud utilizando egoístamente los males de un pueblo que, por no entrar en
detalles, Vd. atribuye a un gobierno
elegido tan democráticamente como lo fue Vd. y destituido por ese mismo
pueblo no como su “amigo” Gadafi sino como Vd. mismo lo será.
Dios mediante.
Como Vd., o debo
decir su excelencia por el cargo que ocupa, bien sabe o debiera saber ya que se
atreve a justificar sus intereses con
desgracias o no de sus vecinos, a este pueblo aunque salga el sol por
Antequera, que le quiten lo bailao (sic). Cuando lo descifre su excelencia, no
será presidente y menos aún Honorable como en este país se denominan a los
presidentes por mal que lo hayan hecho siempre que su conducta sea honesta.
Sé que no va a
perder el tiempo, aunque leyera esto, en entender lo de Antequera y lo “bailao”, yo tampoco lo voy
a perder acordándome de su distinguida
esposa y menos aún de sus honorables
padre y madre a los que Yahvé les reserve un sitio a su diestra o en el lugar que
los dioses reserven a sus hijos predilectos. Porque si lo que yo hubiera querido es ofenderle (ya se sabe que
no ofende quien quiere sino quien puede) o insultarle, no se me hubiera
ocurrido usar mi idioma, que como V.E. sabe es mal sonante, ruidoso, altanero y
chabacano. No, usaría el suyo y le diría “tu me casses les couillesl”, aunque
tenga que poner la boquita de piñón para
poderlo pronunciar, es decir hacer lo que V.E.
debiera haber llevado al último extremo: cerrar la boca, no digo bocaza
por no insultar y ponerme a su altura (según Le Système International d'Unités) ya debiera saber que cuando más ganan es estando calladitos.
Véase The Artist.
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