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domingo, 8 de abril de 2012

Monsieur le Président Sarkozy. Credenciales


Monsieur le Président Sarkozy no entiendo el  porqué de su actitud utilizando egoístamente los males de un pueblo que, por no entrar en detalles, Vd.  atribuye a un gobierno elegido tan democráticamente como lo fue Vd. y destituido por ese mismo pueblo  no como su  “amigo” Gadafi sino como Vd. mismo lo será. Dios mediante.
Como Vd.,   o debo decir su excelencia por el cargo que ocupa, bien sabe o debiera saber ya que se  atreve a justificar sus intereses con desgracias o no de sus vecinos, a este pueblo aunque salga el sol por Antequera, que le quiten lo bailao (sic). Cuando lo descifre su excelencia, no será presidente y menos aún Honorable como en este país se denominan a los presidentes por mal que lo hayan hecho siempre que su conducta sea honesta.
Sé que no va a perder el tiempo, aunque leyera esto, en entender lo  de Antequera y lo “bailao”, yo tampoco lo voy a perder  acordándome de su distinguida esposa  y menos aún de sus honorables padre y madre a los que Yahvé les reserve un sitio a su diestra o en el lugar que los dioses reserven a sus hijos predilectos. Porque si lo que yo  hubiera querido es ofenderle (ya se sabe que no ofende quien quiere sino quien puede) o insultarle, no se me hubiera ocurrido usar mi idioma, que como V.E. sabe es mal sonante, ruidoso, altanero y chabacano. No, usaría el suyo y le diría “tu me casses les couillesl”, aunque tenga  que poner la boquita de piñón para poderlo pronunciar, es decir hacer lo que V.E.   debiera haber llevado al último extremo: cerrar la boca, no digo bocaza por no insultar y ponerme a su altura (según Le Système International d'Unités) ya  debiera saber  que cuando más ganan es estando calladitos. Véase  The Artist.

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